miércoles, 23 de junio de 2010

YA NADA SERÁ IGUAL.

YA NADA SERA IGUAL

Davis Cameron, primer ministro inglés conservador pronunciaba la siguiente sentencia nada más llegar al gobierno: “Ya nada será igual”. Lo que estaba diciendo es que aquello que hemos conocido como Sociedad del Bienestar ya no volverá a ser.

Recordamos que La Sociedad del Bienestar es el pacto que la socialdemocracia hizo con las fuerzas conservadoras europeas para dotar a la clase trabajadora de una serie de servicios en educación pública, sanidad, pensiones, seguridad en el empleo, etc. Todo ello como consecuencia de la lucha que la clase trabajadora venía manteniendo desde el siglo XIX, pero también como consecuencia del pacto, antes mencionado, para frenar que los partidos comunistas en los diferentes estados tomaran el poder.
Desde los años 80, con los gobiernos de Margaret Thatcher y George Bush en Inglaterra y EEUU respectivamente, las políticas neoliberales han ido socavando los derechos laborales y sociales de los trabajadores, haciendo retroceder, de manera significativa, los derechos que tantos años y luchas sociales habían costado. Fue a partir de la caída del Muro de Berlín, y con ella, el debilitamiento de La Izquierda, cuando la derecha económica y política, junto con la socialdemocracia, en una actitud complaciente, se lanzó a liquidar el Estado del Bienestar a favor de lo que se conoce como El Mercado, rector absoluto de la vida económica y social.
Naturalmente, ese proceso había que realizarlo en varias etapas para que no nos “soliviantáramos” mucho y ahora ha llegado el momento de hacer la última ofensiva, pues “La Crisis” así lo requiere. La conclusión a la que se ha llegado es que nos jubilamos muy pronto y, por tanto, para poder cobrar la pensión hay que trabajar más años; que los salarios y las pensiones son muy altos por lo que hay que recortarlos; que los trabajadores tienen muchos derechos (derecho a seguridad en el empleo) y eso no puede ser porque la empresa para poder competir (con las empresas de China) tiene que tener las manos libres para despedir a los trabajadores, etc.


Ya estamos en la última etapa. El gobierno socialista de Rodríguez Zapatero acaba de aprobar por decreto ley una nueva reforma del mercado laboral que va a propiciar que las empresas puedan despedir con menos costes. Ha aprobado un recorte en los salarios de los funcionarios y ha congelado las pensiones. Y queda para los próximos meses la prolongación de la edad de jubilación de los trabajadores y otras medidas tendentes a reducir el déficit del Estado que recaerá sobre la espalda de los trabajadores, de los pequeños empresarios y de los pequeños y medianos agricultores. Mientras tanto los recibos de la luz seguirán subiendo, la subida del IVA igualmente y lo que viene de camino.

El causante de tal desaguisado, claro, es el sistema. Y parece que el sistema fuéramos todos, cuando el sistema tiene nombres y apellidos que lo sustenta, por un lado las grandes corporaciones económicas, entre las que se encuentran los bancos, por otro las instituciones económicas, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y por último los gobiernos, como el español que se presta a practicar políticas que les imponen desde estos organismos. En España esos gobiernos los mantienen el PSOE, ahora, y en anteriores legislaturas el PP.

Ha llegado la hora de la verdad. Ha llegado la hora, o bien, de resignarnos, o bien de continuar con la lucha. En un sistema democrático hay dos vías: una la lucha sindical, con las medidas constitucionales, como el derecho a la huelga; y otro el cambio político hacia opciones que se enfrenten a las políticas neoliberales y conservadoras. Es evidente que los partidos que nos han gobernado hasta ahora solo dicen defender a los trabajadores y clases más populares en lo discursos porque en la realidad aquí tenemos la prueba. Como siempre, desde estas líneas hacemos un llamamiento a una reflexión y al análisis de la realidad. A partir de ahí ofrecer una alternativa que es la de IU como fuerza transformadora, coherente y comprometida, con la palabra y con los hechos.

Cuando la crisis golpea en el corazón.

Llevamos ya demasiados meses escuchando la palabra CRISIS, y oírla día sí y día también , por la mañana, al mediodía y a la noche, nos ha vuelto un poco insensibles ante ella. Nuestra mente quiere pensar en cosas más agradables y dejar de lado todas esas preocupaciones que ha traído consigo. Pero que no la queramos ver no significa que no esté ahí. Se está convirtiendo en una pesada compañera de nuestra vida cotidiana, un lastre que nos afecta a todos , hasta a aquél que cree que está a salvo de ella.

Nuestro municipio, tradicionalmente agrícola ,se apuntó al carro de la explosión inmobiliaria en la que los señores TrincaLaPasta y demás amiguetes ayudaron a que nuestro nivel de endeudamiento familiar se multiplicase y nosotros, que siempre nos hemos merecido lo mejor, también creímos que en el consumo desbocado, estaba la felicidad. Así que decimos gastar lo que teníamos y lo que no teníamos.
Pues he aquí que cuando se cierra el grifo, empiezan los problemas, sobretodo en un perfil de familia de matrimonios entre 25-45 años,1 o 2 hijos, con una casa hipotecada, con uno o dos préstamos personales para muebles, electrodomésticos, coche, viajes, etc. Cuando empieza a faltar el dinero para hacernos nuestras casas, el sector afectado es la construcción y sus trabajadores. Pero ese es sólo el principio de un efecto dominó que arrastra consigo a muchas actividades directamente relacionadas con la edificación, como carpintería, electricidad, pintura, herrería, venta de muebles, etc. que ven cómo mengua el trabajo y en algunos casos se ven obligadas a cerrar despidiendo al personal. Y sin olvidar, el dinero que nuestras Administraciones dejan de gastar, de una forma u otra, en sus ciudadanos!

Entonces la falta de ingresos se extiende por Villatorres, tanto para trabajadores que ejercen sus profesiones en nuestro municipio como para los que salen a localidades vecinas a trabajar. Y esto es un no parar, porque como tenemos menos dinero que antes para gastar se empiezan a notar las consecuencias en sectores que poco tienen que ver con la construcción. Cuando llenar la nevera se complica tenemos que empezar seleccionar en qué empleamos el dinero que entra en casa: ya no podemos bajar a los bares como antes, ni irnos de vacaciones, ni comprar un cuadro, gastamos menos en ropa, no podemos llevar el coche al taller, no nos peinamos cada semana y ahora cuando vamos a la tienda compramos lo justo. De forma, que de una forma u otra, todo nuestro municipio se resiente , hasta para aquellos que creían estar al margen .
Pero, la realidad más cruda viene cuando recortar gastos no es suficiente y tenemos que empezar a dejar de pagar cosas. Todo se complica un poco más en las casas, porque como decía la canción: “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”, y las relaciones familiares y con el resto de vecinos se resienten porque ya sabemos que el dinero no da la felicidad...pero ayuda tanto! Empezamos a dejar de pagarnos los unos a los otros en nuestros negocios, en nuestras tiendas, nuestros impuestos , y... ay del que tiene que dejar de pagar al banco o a la caja de ahorros!. Los embargos llegan a nuestro municipio, despojándonos de nuestros bienes y golpeando directamente en nuestro corazón. Éstos son demasiado frecuentes últimamente y son la cara más amarga de todo este terremoto económico.

Todo esto y muchas otras consecuencias que estamos viviendo en nuestra propia piel conforman esa crisis de la que tanto oímos y si miramos detenidamente a nuestro alrededor, seguro que encontramos más gente de la que pensamos para los que la palabra crisis no pasa desapercibida. A todos, ÁNIMO!