jueves, 29 de marzo de 2012
AHORA, A LA HUELGA
No hay tregua ni cuartel, no hay tiempo siquiera para una pequeña celebración porque, a fin de cuentas, lo que hay son más de 5 millones y medio de parados-as (los datos del primer trimestre de 2012 seguramente lo corroborarán), cientos de miles de familias enteras con todos sus miembros en paro, otras tantas en espera de desahucio y una mayoría social muy dura e injustamente castigada por el capital.
Ahora lo que hay que preparar es la huelga general; esa expresión clásica de un cabreo general que entronca con el sentimiento y la conciencia de clase que, en realidad, son los dos déficit más graves que padece nuestra sociedad. Quedan dos días escasos para ultimar una nueva respuesta de los-as de abajo, dos días escasos para afilar las armas de la dialéctica y decirle a los mercaderes que estamos aquí, de pie, que no nos han derrotado, que aún no nos han puesto los grilletes, que vamos a salir a la calle porque ya es hora de pasearnos a cuerpo.
El jueves hay que ir a la huelga, hay que dejar de consumir, sólo hay que gastar el aire suficiente para retomar el viejo aliento de la lucha de clases, el que transpiraron con dignidad, en un tiempo aún más difícil y arriesgado que el que nos ha tocado vivir a nosotros, faros como Marcelino, Montseny o el mismo Nicolás Redondo. Es tiempo de lucha para sobrevivir como clase trabajadora, para defender con uñas y dientes nuestra propia dignidad como personas, para no resignarnos a ser un mero elemento del mercado, un clínex barato con el que se limpian sus mocos los dueños de la sociedad.
Sí, hay más razones que nunca para ir a la huelga: Despido fácil y gratuito, reducción a la carta del salario base y los complementos, movilidad funcional y geográfica, imposibilidad de padecer enfermedad común durante 9 o más días en dos meses si quieres seguir en la empresa, expedientes de regulación de empleo sin autorización administrativa previa… sólo faltan los grilletes. No es posible aceptarlo, los viajes al pasado están bien sólo en las películas de ciencia ficción. Esta reforma laboral sigue la senda que marcó la de Zapatero en 2010, pero deja ya sin contenido real la negociación colectiva y, con ella, las bases mismas que dan sentido a la existencia de las propias organizaciones sindicales –a todas- , matándose así a dos pájaros de un tiro.
No es una huelga partidaria, pero sí es una huelga política, claro que sí, porque la política no es sólo Palma Arena, Gürtel o “fondos de reptiles” en Andalucía. Es una huelga política que intenta decirle a los que mandan –políticos-, y a los que mandan sobre los que mandan, que no nos queremos ir a Laponia, que el futuro lo queremos aquí y ahora, construido por todos y no por un grupo de gurús que juegan cada mañana con nuestras vidas y las de nuestros hijos en el mercado de la deuda o de la renta variable.
El día 29 a la huelga, que ya es hora.
Fdo.: Manuel Pegalajar Puerta.
Coordinador provincial de Política Institucional de IULV-CA.
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