Ha muerto Marcelino Camacho. Marcelino Camacho ha sido despedido por miles de compañeros, camaradas y admiradores en la Puerta de Alcalá, tributándole una de los homenajes más emotivos y, por cierto , más merecidos que una persona pueda tener. No se ha ido solo una persona, un sindicalista; se ha ido un gran hombre, de los que quedan pocos, si quedan, al menos en las esferas más cercanas al poder.. Todos los días nos encontramos en los informativos noticias de escándalos de corrupción; todos los días podemos constatar en nuestro entorno más cercano que muchas personas se aprovechan de la política para enriquecerse o para obtener favores .La muerte de Marcelino Camacho nos sirve para constatar que ha habido, hay y habrá hombres y mujeres que ponen por encima de sus intreses los de su organización, los de la colectividad. Marcelino Camacho ha sido un hombre que fue fundador de CCOO, su Secretario General y más tarde su Presidente, sin embargo cuando consideró que había llegado la hora de dejar sus puestos de responsabilidad en el sindicato supo irse sin hacer ruido y poniendo por encima de él a la organización en la que había dejado gran parte de su dilatada vida.
Pero Marcelino Camacho no solo ha sido un hombre clave en el sindicalismo español sino que también ha sido un hombre clave en la consecución de las libertades en nuestro país. Al mismo tiempo que luchaba por los derechos de los trabajadores, luchaba contra la Dictadura, incluso desde dentro de la cárcel en la que estuvo más de catorce años. Marcelino Camacho ha estado en la cárcel, ha estado en campos de trabajo, ha realizado huelgas de hambre, ha luchado en nuestra guerra civil defendiendo al bando republicano, etc. y sobre todo ha hecho algo tan importante como lo anterior: cuando llegó la democracia y dejó organizado el sindicato, ha seguido luchando para conseguir una sociedad realmente socialista desde la base del sindicato, desde el PCE, en el que ha militado toda su vida, y desde IU.
Marcelino Camacho es un ejemplo de coherencia y honesidad para los que intentamos aportar a esta sociedad nuestro granito de arena y hacer de ella un espacio más habitable, más justo y más solidario. Marcelino Camacho es un soplo de vida para no desfallecer en una lucha que cada vez es más difícil y más desigual; pero también Marcelino Camacho es un ejemplo para toda la sociedad que es tan excéptica ante lo político y los políticos. Él es un ejemplo de que se puede estar en la vida pública y en la política con dignidad, con coherencia, con honestidad sin renunciar a los principios en los que uno cree.
Algunos hemos tenido la suerte de comprobar que lo dicho más arriba es así. El 31 de octubre del año 1992 Marcelino Camacho estuvo en Villargordo hablando y advirtiendo de los peligros del Tratado de Maastricht. Una vez terminado el acto multitudinario unos pocos estuvimos acompañándolo en una breve tertulia alrededor de una cerveza y unas tapas y era admirable cómo seguía hablando con tal entusiasmo y tanta coherencia que desde entonces nos dejó un huella que nunca podremos olvidar.
El pasado 30 octubre algunos hemos tenido el privilegio de poder asistir a la multitudinaria despedida que se le ha tributado. La muerte de este gran hombre ha servido para mostrarnos que la lucha, el trabajo, la militancia es más necesaria que nunca; que no valen excusas, y que el camino que él ha marcado merece la pena seguirlo. "Ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos domesticaron" son palabras de Marcelino que definen a un gran hombre. Marcelino Camacho ha muerto pero su legado y su ejemplo no.
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